La planta Ajuga genevensis L. es una especie de la familia de las lamiáceas, que se distribuye por Europa, Asia y África. Se trata de una planta herbácea perenne, que forma matas densas y rastreras, con tallos florales erectos de hasta 30 cm de altura. Las hojas son opuestas, ovales o lanceoladas, de color verde oscuro o morado, con el margen dentado. Las flores son bilabiadas, de color azul intenso o violeta, con el labio superior más corto que el inferior. Se agrupan en espigas terminales, que aparecen desde la primavera hasta el verano.
Esta planta tiene varios usos medicinales, ornamentales y culinarios. Entre sus propiedades medicinales, se destaca su acción antiséptica, astringente, cicatrizante, diurética y expectorante. Se puede emplear para tratar heridas, inflamaciones, catarros, bronquitis, tos, cistitis y otras afecciones del aparato respiratorio y urinario. Para ello, se puede preparar una infusión con las hojas y las flores secas, o aplicar un ungüento con la planta machacada.
Como planta ornamental, es muy apreciada por su belleza y su capacidad para cubrir el suelo en zonas sombreadas o semi-sombreadas. Es ideal para crear borduras, macizos o rocallas, combinando bien con otras plantas de floración primaveral o veraniega. Requiere un suelo fresco y húmedo, pero bien drenado, y un riego moderado. No tolera el calor excesivo ni las heladas fuertes. Se puede propagar por semillas o por división de matas.
Finalmente, como planta comestible, se pueden consumir sus hojas y sus flores en ensaladas, sopas o guisos. Tienen un sabor amargo y picante, que recuerda al de la rúcula o la mostaza. También se pueden usar como condimento o para hacer vinagres aromáticos. Se recomienda recolectar las hojas antes de la floración, cuando son más tiernas y menos amargas.
En conclusión, la Ajuga genevensis L. es una planta muy versátil y atractiva, que ofrece múltiples beneficios para la salud, el jardín y la cocina. Es una especie que merece ser conocida y valorada por su riqueza botánica y cultural.