La angélica silvestre (Angelica sylvestris L.) es una planta herbácea de la familia de las umbelíferas, que crece en zonas frías y húmedas de Europa y Asia. Tiene propiedades medicinales y aromáticas, y se utiliza desde la antigüedad para tratar diversos problemas de salud.
Nombres comunes
Angélica silvestre, Angélica del bosque, Sebuda, Herba dos lazorosos, Herba da sarna, Anxélica.
La planta puede alcanzar entre 1 y 2 metros de altura, con un tallo grueso, hueco, estriado y de color purpúreo. Las hojas son grandes, bipinnadas, con folíolos ovalados o elípticos, de bordes serrados y pecíolos envolventes. Las flores son pequeñas, de color blanco rosado o purpúreo, y se agrupan en umbelas compuestas de hasta 75 radios. Los frutos son elípticos, con alas anchas y costillas prominentes.
La angélica silvestre se adapta a diversos tipos de suelos, desde arenosos y alcalinos hasta ácidos. Prefiere los lugares sombríos y frescos, como las riberas de los ríos, los bosques húmedos o las praderas alpinas. Florece desde julio hasta octubre, y se recolecta en otoño. Se aprovechan la raíz y las semillas, que contienen aceite esencial, ácido angélico, resina, tanino y pectina.
La planta tiene varias propiedades beneficiosas para el organismo. Es antiespasmódica, carminativa, emenagoga y sedante. Favorece la digestión, elimina los gases, regula la menstruación y calma el sistema nervioso. También tiene efectos antibacterianos, antifúngicos y antiinflamatorios. Se puede usar en forma de infusión, tintura, ungüento o cataplasma.
La angélica silvestre es una planta muy apreciada por sus usos medicinales y aromáticos. Sin embargo, hay que tener precaución al consumirla, ya que puede causar fotosensibilidad, alergias o interacciones con otros medicamentos. Además, no se recomienda su uso durante el embarazo o la lactancia. Es conveniente consultar con un profesional antes de usar esta planta.