La Apios americana se caracteriza por tener un tallo voluble que puede alcanzar los 6 metros de longitud, con hojas compuestas por 5 a 7 folíolos ovales y dentados. Las flores son pequeñas, de color rojo o rosado, y se agrupan en racimos axilares. El fruto es una legumbre alargada y cilíndrica, que contiene varias semillas redondeadas y negras.
Esta planta tiene varios usos, tanto ornamentales como alimenticios y medicinales. Por un lado, se puede cultivar como cubresuelos o para cubrir muros, pérgolas y otras estructuras, ya que tiene un crecimiento rápido y una floración vistosa. Por otro lado, se puede aprovechar su tubérculo comestible, que tiene un sabor similar al de la patata o el boniato, y que se puede consumir cocido, asado o frito. Además, el tubérculo tiene propiedades nutritivas y medicinales, ya que es rico en proteínas, almidón, fibra, vitaminas y minerales, y tiene efectos antiinflamatorios, antidiabéticos y antioxidantes.
Para cultivar la Apios americana se necesita un suelo fértil, bien drenado y con materia orgánica. Se debe regar con frecuencia, pero sin encharcar el suelo, y se debe abonar cada dos meses durante la primavera y el verano. Se puede podar después de la floración para controlar su crecimiento y eliminar las partes secas o dañadas. Se reproduce por semillas o por división de tubérculos.
La Apios americana es una planta muy interesante para tener en nuestro jardín o huerto, ya que nos ofrece belleza, alimento y salud. Sin embargo, hay que tener cuidado con su posible invasividad, ya que puede competir con otras especies nativas y alterar el equilibrio ecológico. Por eso, se recomienda plantarla en zonas controladas y evitar su dispersión accidental.