La Ceratonia siliqua L., comúnmente conocida como Algarrobo, Caroba, Algaroba, Ceratonia siliqua, Garrofero, Algarrobo europeo, Garrofer, Alfarrobeira, Garrobero, es una especie arbórea que pertenece a la familia de las fabáceas y es originaria de la cuenca del Mediterráneo. Este árbol perenne ha sido valorado a lo largo de la historia por su resistencia, su capacidad para prosperar en suelos pobres y su fruto, la algarroba, que ha servido tanto para la alimentación humana como animal.
El algarrobo es un árbol que puede alcanzar hasta 10 metros de altura, con una copa amplia y una corteza parda y agrietada que le confiere un aspecto robusto y resistente. Sus hojas son compuestas, con 1-5 pares de folíolos de color verde oscuro, brillantes y coriáceos, que reflejan su adaptabilidad a los ambientes secos del Mediterráneo.
La floración del algarrobo ocurre entre noviembre y enero, presentando inflorescencias que pueden ser masculinas, hermafroditas o femeninas, lo que indica que es una planta polígama. Las flores son pequeñas y de color verde, y aunque no son particularmente llamativas, desempeñan un papel crucial en la reproducción de la especie.
El fruto del algarrobo, la algarroba, es una vaina de contorno linear-elíptico que puede medir entre 10 y 30 centímetros de largo. Al madurar, adquiere un color pardo-negruzco y contiene en su interior una pulpa dulce y comestible, así como semillas duras y brillantes. La algarroba ha sido utilizada tradicionalmente como sustituto del cacao debido a su sabor dulce y su alto valor nutricional, rico en azúcares naturales, proteínas y minerales.
En cuanto a su cultivo, el algarrobo es una especie que requiere poca atención una vez establecido, siendo capaz de soportar largos períodos de sequía gracias a su profundo sistema radicular. Sin embargo, para obtener una producción óptima de frutos, es beneficioso realizar podas regulares y asegurar un riego adecuado durante los primeros años de crecimiento.
El algarrobo no solo es apreciado por sus frutos, sino también por su madera, que es dura y densa, y se ha utilizado en carpintería y ebanistería. Además, el árbol desempeña un papel ecológico importante en su hábitat natural, contribuyendo a la fijación del suelo y proporcionando sombra y refugio para la fauna local.
En resumen, la Ceratonia siliqua L. es una especie de gran valor ecológico, económico y cultural. Su capacidad para adaptarse a condiciones adversas y su aporte a la biodiversidad la convierten en un elemento clave en los ecosistemas mediterráneos y en la agricultura sostenible de la región. Con su historia arraigada en la cultura mediterránea y su potencial para el desarrollo de productos alimenticios y madereros, el algarrobo sigue siendo un recurso natural de incalculable valor.